¿Alguna vez te has enojado tanto, pero tanto, que sientes que vas a explotar de coraje? ¿O has sentido que el calor se te sube a la cabeza y que a tus cachetes les sale lumbre? Entonces te pasa algo parecido a lo que le sucede a Mei, la niña protagonista de Turning Red, la nueva película de los estudios de animación Pixar.
Este filme fue dirigido por Domee Shi, realizadora de Bao, el cortometraje que en 2018 ganó un Oscar y que relata los terribles momentos que vive una madre asiática cuando su hijo crece y decide hacerse una novia (claro, ninguna madre quiere que la cambien por otra mujer).
Este fenomenal corto le dio el pase a Domee para convertirse en la primera mujer en Pixar en dirigir una película ella sola. Antes, Brave había sido realizada por un equipo de mujeres y hombres. Pero ahora, todo el equipo de Domee es fue chicas, desde las que produjeron hasta las que trabajaron en el arte.
Se trata también de la segunda vez en la historia de Pixar que un asiático es el personaje principal. La primera vez fue el niño explorador de Up, ¿lo recuerdan? En este caso, Meilin Lee, de 13 años (cuya voz en inglés hace Rosalie Chiang) es una estudiantes chinoestadounidense de octavo grado que está en plena pubertad.
La historia, ambientada en Toronto, sigue a Mei, una estudiante de calificaciones perfectas; la hija que muchos padres quisieran tener. Tiene un grupo de amigas que la apoyan: Miriam (Ava Morse), Abby (Hyein Park) y Priya (Maitreyi Ramakrishnan). La nota aquí la marca la mamá de Mei (Sandra Oh), una mujer que adora tanto como controla a su hija, y que tiene expectativas muy altas para la niña. Es por este mismo temperamento de la mamá, que Mei le oculta una de sus más grandes pasiones, su devoción por una banda de chicos que se llama 4-Town.
El caos comienza cuando la madre descubre la pasión de Mei por esos chicos; encuentra una libreta en la que la niña tiene dibujos de 4-Town. Como muchos papás que quizá conoces, culpa a otros de influenciar negativamente a su hija, en este caso a una adolescente mayor. Una mañana, Mei descubre que se la transformación que ha estado ocurriendo en ella se ha manifestado: se convierte en un panda rojo enorme, peludo y esponjado, una metáfora de la menstruación y otros cambios fisiológicos por los que pasan las adolescentes.
Poco a poco, Mei se dará cuenta de que cuando controla sus emociones controla su transformación en el panda rojo. Y aún más: utiliza esa característica a su conveniencia, como cuando se “renta” para divertir a niños en fiestas infantiles. Los fondos que recaudan sus amigas y ella son para asistir al concierto de 4-Town.
Mei también descubre que no es la única a la que hacer berrinches y corajes la convierte en el panda rojo. Otras miembros de su clan –abuela, mamá y tías– pasan por la misma situación.
En ocasiones el filme es predecible. Sabemos que tarde o temprano Mei se liberará de las garras de su madre, y que logrará demostrar que es una chica lo suficientemente madura como para tomar sus propias decisiones. Pero eso no le quita emoción a la historia, sobre todo en la parte en la que la mamá se convierte en un panda rojo de proporciones desmesuradas que logra encontrar a Mei en medio de una inmensa multitud en el estadio donde está su hija.
Yo no me sentí identificada porque nunca fui fan de bandas de chicos, pero supongo que las mujeres de mi generación que admiraban a Menudo, el grupo de cantantes puertorriqueños que hizo historia hace 40 años, se verán reflejadas en Mei y en sus amigas. Este filme, estoy segura, las hará muy felices.
La cinta está disponible en Disney Plus y tiene clasificación PG (requiere cierta orientación de los padres). Dura 100 minutos. Tres estrellas de cinco.